La misma obra que arrancó en 2016 y concluyó en 2020, llevó como lema ‘Hagamos escuela’, una expresión que reúne los valores del proyecto: construir una escuela que a su vez sirviera de escuela a albañiles, carpinteros, electricistas, fontaneros y demás profesionales que participaron. ‘Hagamos escuela’ llama a la colaboración para una de las causas más nobles en que se fundamenta el humanismo: transmitir y compartir conocimiento, impulsar valores y educar en ellos.

En junio de 2016 se levantó el aula prototipo que sirvió de test para el diseño sostenible de las bóvedas de todas las aulas; un total de 21 aulas sencillas, un aula doble para la biblioteca, otra para asignaturas extraescolares, y los lavabos con vestuarios, que junto a otros edificios administrativos completan la obra. Las aulas de cada curso se articulan alrededor de plazas coincidiendo con la localización original de un árbol. El material principal para construir las bóvedas salió del mismo terreno y su extracción sirvió para crear instalaciones deportivas para la práctica de fútbol, básquet y atletismo, además de un huerto para el uso de los alumnos. Todo el conjunto se cierra con una valla perimetral que circunscribe las casi 2 hectáreas del terreno de la escuela.

A lo largo de los cuatro años de duración del proyecto constructivo participaron 164 personas de la comunidad. Tanto la remuneración de la mano de obra local como la adquisición de herramientas y materiales constructivos suministrados por empresas familiares locales beneficiaron directamente a las economías familiares de la zona. Los voluntarios encargados de la gestión y dirección de la obra desplazados al terreno fueron acogidos por familias de la comunidad.

Las piezas de mobiliario fueron diseñadas por Marc Morro y elaboradas por carpinteros locales. La gestión y logística de la obra fue realizada por Lluís Morón. La persona encargada del diseño gráfico y la comunicación del proyecto fue Carmen Revilla. En el plano educativo, Javier Royo fue el encargado de la gestión y desarrollo de los talleres educativos sobre la zona. Las cuestiones legales y financieras derivadas de la obra fueron coordinadas por Luis García. La gestión del proceso constructivo y coordinación del voluntariado en la dirección de obra fueron liderados por Jesús Amengual, Violeta Linares y Anna Enrich. En este sentido, el lema ‘Hagamos escuela’ apuntaba también, y de forma sustancial, a la economía del proyecto. El coste de ejecución material de la construcción al final del proyecto ascendió a 400.000 €.

La financiación de la escuela se llevó a cabo gracias a las aportaciones individuales y colectivas de numerosos donantes privados entre los que cabe destacar la compañía del sector de la automoción Teknia.

La escuela se inauguró al 50% el 10 de octubre de 2019 con la presencia de las autoridades de Thionck Essyl, Ziguinchor, los patronos de Foundawtion, una representación del equipo de dawoffice, voluntarios y profesionales de la construcción implicados en la obra. En ese mismo acto, se hizo entrega de la escuela a las autoridades educativas de Senegal, siendo una escuela pública.

Teníamos previsto acabar los ajustes y remates de la obra durante la primavera de 2020. Por desgracia, a mediados del mes de marzo las clases se interrumpieron por culpa de la pandemia del Covid-19. Hubo que paralizar la obra y los voluntarios tuvieron que volver a sus casas, retrasando el final de la obra. En noviembre de 2020 pudimos retomar los trabajos para acabar los últimos remates durante la primera mitad de 2021.